"Además de admitir muy variadas interpretaciones, el concepto de fotografía documental es muy amplio. Si bien toda fotografía es en última instancia también documental, incluso las creaciones artísticas y aquellas que son manipuladas -puesto que siempre están refiriendo a algo o a alguien-, el concepto se refiere a un género en particular con sus propias reglas de realización.
En un sentido estricto, se considera fotografía documental la que constituye evidencia en relación a la realidad.
Ese contenido de evidencia fue el primero que vieron los creadores de la fotografía y también sus comentaristas. François Arago, al hacer la presentación del invento de Daguerre, en agosto de 1839, explicó que con la nueva técnica se podrían reproducir por ejemplo los jeroglíficos y los monumentos del antiguo Egipto, para luego ser estudiados. El sentido documental de la fotografía estuvo muy claramente expresado y se ha enriquecido con el paso del tiempo.
Una segunda posibilidad del concepto de fotografía documental se refiere a lo que llamamos fotografía social, documental social y también testimonial.
Este género se refiere, como el nombre lo explícita, a la documentación de las condiciones y del medio en el que se desenvuelve el hombre, tanto en forma individual como social y, en ese sentido, su nivel de complejidad es muy profundo.
Obviamente, el fotoperiodismo se nutre de la fotografía documental y forma parte de esta, siendo su consecuencia natural pero, a diferencia del documentalismo social, se interesa de aquellas situaciones, hechos o personajes que constituyen o son noticia, materia fundamental de la prensa gráfica en general.
No por sutil, la diferencia entre fotoperiodismo y documentalismo social debe soslayarse, teniendo presente que muchas veces el documentalismo social se convierte en fotoperiodismo y viceversa, cuando por diversas causas la prensa decide que sea noticia.Por ejemplo, las condiciones de vida de las personas que han debido abandonar sus casas por causa de las inundaciones ha nutrido al periodismo, pero desde el momento que el tema deja de ser noticia, desaparece de los diarios. El documentalismo social interesa a la prensa cuando se asocia a un hecho relevante, circunstancial y de gran impacto en la sociedad. Las villas miseria, las condiciones de vida en esos espacios de la marginalidad, pasan a ser noticia cuando sus habitantes organizan protestas, intentan ocupar nuevos terrenos o son empujados fuera de los mismos e, incluso, cuando se cometen ilícitos. Al margen de esas situaciones, aunque aquella realidad persiste, el fotoperiodismo deja de interesarse en ese tema.
Para el documentalismo social, en cambio, aunque comparta las técnicas de realización con el fotoperiodismo, se interesa siempre por los espacios y condiciones del hombre en sociedad. No está atado a lo circunstancial y por lo tanto constituye una reflexión, un intento de comprender y, naturalmente, de mostrar al hombre en sus momentos. Dicho en términos directos: no depende ni se interesa en la noticia como finalidad primaria.
Otro aspecto fundamental del documentalismo social, quizá una de sus condiciones ineludibles, es la no manipulación de las situaciones. Esto muchas veces no es bien comprendido, pero vale la pena argumentar por qué las puestas en escena constituyen antes que nada una falsificación y solo expresan eventualmente la incapacidad del fotógrafo para alcanzar sus objetivos, aunque el resultado sea estéticamente agradable y el mensaje convincente."
Fuente: rincon del vago.com
Para analizar este aspecto debemos tener en cuenta que aunque si bien va de la mano el fotoperiodismo con el fotodocumental, hay cosas que considerar con respecto al fotodocumental, éste consta de partes que nos hacen apreciar desde un punto de vista más simbólico los elementos puestos en el cuadro de
la imágen; ¿para donde señalan?, ¿cual es su discurso? entonces como podemos saber la connotación que ha tomado una imagen, si no sabemos apreciar el tema de transfondo de una imagen o no lo podemos percibir es muy probable no podamos leerlos.
El discurso está inmerso en el contexto de la sociedad, de la que saca su sentido y su coherencia. Vivimos con él, está en el centro de toda nuestra comunicación. Dado que es humano, sirve para todo lo que queremos ‘hacer con palabras’. El discurso puede ser una simple herramienta para acercarnos y enlazarnos con los seres humanos, pero a la vez puede ser una herramienta, cuando no un arma. Al fin de cuentas, el discurso está en todas partes y en todos los soportes imaginables: nuestra ropa, nuestra manera de hablar y nuestros gestos, nuestro porte, nuestra mirada , la música que ponemos a todo volumen. Todas estas formas discursivas son igualmente objeto de estudio, para los antropólogos y los sociólogos, con la ayuda de los analistas del discurso.